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OJUEM | Primera temporada 2023 | Programa 1

En este programa, la violinista Erika Dobosiewicz interpreta el Concierto para violín y orquesta del compositor alemán Max Bruch, uno de los más importantes del repertorio para este instrumento. Se escuchará también la obertura Karelia de Jean Sibelius, evocativa de la región finlandesa del mismo nombre. El concierto concluye con dos obras del neo-romanticismo del siglo XX mexicano: la poco escuchada Sinfonía núm. 2 de Alfonso de Elías y el reconocido Huapango de José Pablo Moncayo.

Participantes

Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata / Gustavo Rivero Weber, director artístico / Erika Dobosiewicz, violín

Programa

Jean Sibelius (1865-1957)
Obertura Karelia, Op. 10
Duración aproximada: 8 minutos

Max Bruch (1838-1920)
Concierto para violín núm. 1 en sol menor, Op. 26
I. Vorspiel. Allegro moderato
II. Adagio
III. Finale. Allegro energico
Duración aproximada: 25 minutos

Intermedio

Alfonso de Elías (1902-1984)
Sinfonía núm. 2
I. Allegro
II. Adagietto
III. Allegro con spirito
Duración aproximada: 23 minutos

José Pablo Moncayo (1912-1959)
Huapango
Duración aproximada: 9 minutos

Duración aproximada total: 65 minutos

Semblanza de los participantes

Gustavo Rivero Weber
Director artístico
En poco tiempo Gustavo Rivero Weber ha llevado a la OJUEM a ser reconocida como una de las mejores orquestas del país, y que ha destacado internacionalmente con conciertos en Italia y Nueva York. En 2019, Rivero Weber hizo su debut discográfico como director de orquesta con una grabación de música mexicana El árbol de la vida para el sello Naxos, que tuvo muy buena repercusión en la crítica especializada. Su formación en la técnica de dirección orquestal fue con los reconocidos directores Avi Ostrowsky, Alun Francis y Jan Latham-Koenig. Ha dirigido con éxito a orquestas en México, Austria, Hungría, República Checa, España y Argentina. Es egresado del Instituto Curtis de Filadelfia, en donde estudió con el legendario pianista Jorge Bolet y en el Conservatorio Estatal de Odessa en Ucrania. Ha grabado varios discos para piano con música mexicana, latinoamericana y europea, además de uno dedicado a la música de Friedrich Nietzsche.

Erika Dobosiewicz
Violín
Originaria de Varsovia en Polonia, Erika Dobosiewicz se graduó con mención honorífica del Conservatorio de Música Fryderyk Chopin y realizó estudios de posgrado en el Conservatorio Real de Música en Gante en Bélgica. Ha ganado concursos de violín y de música de cámara y se ha presentado como solista en todo México y otros países. De 2007 a 2010 fue concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Ha grabado varios álbumes, entre los que destaca uno que incluye el Concierto para violín y orquesta de Manuel M. Ponce con la Orquesta Filarmónica de Querétaro dirigida por José Guadalupe Flores.

Notas al programa

Jean Sibelius (Hämeenlinna, 1865 - Järvenpää, 1957)
Obertura Karelia, Op. 10

Karelia es una región donde antiguamente se asentó el pueblo carelio: una vasta porción de tierra helada entre Rusia y Finlandia, flanqueada por los lagos Ladoga y Onega. Para el compositor finés, la historia —la épica, muchas veces— de su propio pueblo fue siempre motivo de orgullo e inspiración. En una época tan significativa (la brecha entre el siglo XIX y el XX) donde no pocas naciones europeas hallaron y exhibieron abiertamente sus señas de identidad, los países escandinavos aportaron matices diferentes en el apartado artístico. Autores coetáneos como el noruego Edvard Grieg, tomando como base a Ibsen, o el danés Carl Nielsen, que hizo lo propio con Holberg, tuvieron una amplia y acertada visión literario-musical de su devenir histórico. Sibelius, dueño de un muy hábil corpus sinfónico —sus siete sinfonías son obligadas—, abre una nueva forma de componer “a la escandinava” con Karelia, magna obertura de concierto que luego se integraría en la famosa Suite Karelia, Op. 11, a la que agregó ocho cuadros y dos intermedios. En la Obertura la orquesta es de sonoridad plena, colorística y triunfal, pero con una melancólica pátina diáfana muy propia de Sibelius. Fruto de un encargo destinado a apoyar la educación de los jóvenes de la provincia finesa de Viipuri, esta obra se estrenó bajo la batuta del autor en la Universidad Imperial Alexander de Helsinki en noviembre de 1893.

Max Bruch (Colonia, 1838 - Berlín, 1920)
Concierto para violín núm. 1 en sol menor, Op. 26

De entre la gran cantidad de compositores alemanes del siglo XIX, Bruch es, desgraciadamente, uno de los menos interpretados. Las únicas obras que se programan y graban con cierta frecuencia son sus tres conciertos para violín, sus tres sinfonías, la Fantasía escocesa y Kol Nidrei. Bruch trabajó en —y posteriormente dirigió— el conservatorio de Berlín, donde fue profesor de figuras paradigmáticas como Respighi o Vaughan Williams. Fue también director titular de la Orquesta de Breslau y, en Inglaterra, de la Filarmónica de Liverpool. En su estética decimonónica predominan atractivas melodías nostálgicas y cantarinas, además de una notable riqueza armónica. Tuvo predilección por los instrumentos de cuerda, especialmente el violín, la viola y el violonchelo, para los cuales escribió páginas muy inspiradas. Su Concierto para violín núm. 1 sigue siendo, quizá, la obra que mejor lo representa ante los melómanos del mundo entero. Escrito entre 1864 y 1866, fue dedicado al legendario violinista Joseph Joachim —amigo y colaborador de Brahms—, y fue estrenado en enero de 1868 bajo la dirección de Karl Reinthaler. Diseñado en tres movimientos clásicos, los dos primeros unidos entre sí, este concierto es un perfecto ejemplo de balance entre un solista virtuoso y la masa orquestal, e incluye momentos de un acerado romanticismo.

Alfonso de Elías (Ciudad de México, 1902 - 1984)
Sinfonía núm. 2

El aún muy desconocido compositor, pianista y director mexicano Alfonso de Elías, padre del también músico Manuel de Elías, posee un catálogo orquestal más que interesante, lleno de referencias a los maestros europeos románticos tardíos, pero también con atractivas señas de identidad propias. Entre sus obras señeras destaca un breve ciclo de tres sinfonías que cubre casi toda su carrera (entre 1926 y 1963), además del poema sinfónico Cacahuamilpa y la Suite Tlalmanalco. De Elías es digno heredero de la estética típicamente wagneriana: una exaltación heroica, psicológica y emotiva que conmocionó al mundo del arte y el pensamiento. Discípulo de Rafael Tello, Gustavo E. Campa y Aurelio Barrios y Morales, también supo entender y sintetizar la influencia francesa tan en boga en México en aquella época. Además de la docencia, se dedicó a la dirección, y estuvo al frente de la orquesta de la estación de radio XEQ en los años cuarenta. Su Sinfonía núm. 2, premiada por unanimidad en 1934 —año de la inauguración del Palacio de Bellas Artes— por el Ateneo Musical Mexicano, es una obra refinada, compacta y de dimensión sinfónica plural, como la mayor parte de su producción. Fue estrenada bajo la dirección del célebre pianista español José Iturbi en aquel mismo año.

José Pablo Moncayo (Guadalajara, 1912 - Ciudad de México, 1958)
Huapango

“Los autores no tienen la culpa de la fama que deriva de sus obras. No porque Moncayo haya compuesto el Huapango vamos a denostar esa obra; hay que seguirla apreciando con el resto de su producción.” Estas palabras del musicólogo Eduardo Contreras, especialista en la obra del jalisciense, ponen de relieve el hecho de que una pieza, sin haber pretendido ser bandera exclusiva de nada ni nadie, haya sido usada para fines muy diversos a través del tiempo. Más allá de la polémica, el Huapango de Moncayo es una de las obras nacionalistas más ilustres y audaces de todo el siglo XX. En unas décadas donde se reivindicaba “lo mexicano” —el movimiento muralista o el cine costumbrista, por ejemplo—, un puñado de compositores supieron contar lo propio desde un amplio y subjetivo universalismo: hablamos de Chávez (profesor de Moncayo), Revueltas y sus compañeros de generación: Contreras o Galindo. Pianista y percusionista, además de director de orquesta y pedagogo, Moncayo es una figura clave para entender el Nacionalismo patrio en el contexto en el cual nació y se desarrolló. Su famosísimo Huapango despliega una elegante estética a caballo entre el ballet y el poema sinfónico, incluyendo citas de sones típicos veracruzanos, como El Siquisirí, El Balajú o El gavilán. Fue estrenado en agosto de 1941 por Carlos Chávez al frente de la Orquesta Sinfónica de México en el Palacio de Bellas Artes.

Notas: Eduardo Garrido

22 de enero
Sala Nezahualcóyotl, Centro Cultural Universitario
6:00 p. m.
general - $50