Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata / Gustavo Rivero Weber, director artístico
Jorge Luis Prats, piano

Tobías Álvarez (1996)
Estreno mundial de Jardín del corazón iluminado (Homenaje a Javier Álvarez)
Obra compuesta bajo el auspicio de la Cátedra Extraordinaria Arturo Márquez de Composición Musical
Duración aproximada: 10 minutos

Serguéi Rajmáninov (1873-1943)
Concierto para piano núm. 1 en fa sostenido menor, Op. 1
I. Vivace - Moderato
II. Andante
III. Allegro vivace
Duración aproximada: 27 minutos

Jorge Luis Prats, piano

Intermedio

Piotr Ílyich Chaikovski (1840-1893)
Sinfonía núm. 4 en fa menor, Op. 36
I. Andante sostenuto - Moderato con anima
II. Andantino in modo di canzona
III. Scherzo. Pizzicato ostinato. Allegro
IV. Finale. Allegro con fuocoDuración aproximada: 43 minutos

Duración aproximada total: 70 minutos

Gustavo Rivero Weber
Director artístico
Fundador y actual director artístico de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM), Gustavo Rivero Weber ha logrado posicionar a la agrupación como una de las mejores orquestas del país, y que ha destacado internacionalmente con conciertos en Italia y Nueva York. Es egresado del Instituto Curtis de Filadelfia, donde estudió con Jorge Bolet, y del Conservatorio Estatal de Odesa en Ucrania. Su formación en dirección estuvo a cargo de Avi Ostrowsky, Alun Francis y Jan Latham-Koenig. Además de México, ha dirigido orquestas en Argentina, Austria, España, Hungría, Brasil, Estados Unidos y la República Checa. En 2019, tuvo su debut discográfico al frente de la OJUEM para el sello Naxos, con una grabación de música mexicana titulada El árbol de la vida que obtuvo buen recibimiento por parte de la crítica especializada. Además de su carrera de director de orquesta, Rivero Weber ha grabado varios discos de piano que abarcan repertorio mexicano, latinoamericano y europeo, entre los que destaca uno dedicado a la música de Friedrich Nietzsche.

Jorge Luis Prats
Piano
Originario de Camagüey en Cuba, Jorge Luis Prats Soca estudió en la Escuela Nacional de Artes de La Habana. Continuó su formación con Rudolf Kerer en el Conservatorio Chaikovski de Moscú, Magda Tagliaferro en el Conservatorio de París y Paul Badura-Skoda en la Academia de Música de Viena. En 1977 ganó el Concurso Internacional Marguerite Long-Jacques Thibaud en París, además de varios premios como el André Jolivet, Chevillon Bonnaud y Mohan. Ha ofrecido conciertos en el Royal Festival Hall de Londres, la Musikverein de Viena y el Concertgebouw de Ámsterdam, entre otros escenarios. Ha sido solista con la Sinfónica de la BBC, la Real Orquesta Filarmónica de Londres, la Sinfónica de Dallas, la Filarmónica de Praga, la Sinfónica de Shanghái, la Orquesta Nacional de España, la Filarmónica de Bogotá y la Filarmónica de la Ciudad de México, por mencionar algunas. Su repertorio incluye obras de Albéniz, Bach, Beethoven, Brahms, Chaikovski, Chopin, Liszt, Mozart, Rajmáninov, Ravel y Saint-Saëns; destaca en la interpretación de música española y cubana. Ha elaborado arreglos para piano de la Sinfonía núm. 6 Pastoral y el aria Adelaida de Beethoven. Ha realizado numerosas grabaciones para sellos discográricos internacionales y participó en una serie televisiva austriaca sobre la historia del piano.

Tobías Álvarez (Londres, 1996)
Jardín del corazón iluminado (Homenaje a Javier Álvarez)
“Mis primeros recuerdos están relacionados con el sonido y la música; yo jugaba con las llaves del agua […] para crear sonidos, y así jugaba. Sigo teniendo esa misma curiosidad por el sonido, la música y lo que sucede con ella”, expresó Javier Álvarez en una entrevista de 2013, diez años antes de su partida. Estas palabras revelan la esencia de un artista que veía el sonido como un campo infinito de exploración, pero también un hombre que atesoraba recuerdos, sus memorias.La memoria, esa huella imborrable en el tiempo, es el eje principal de Jardín del corazón iluminado, obra de Tobías Álvarez que rinde homenaje no solo al músico, sino también a su padre y al ser humano que fue. Tobías comenzó a escribir esta pieza en 2023 como parte de su participación en la Cátedra Extraordinaria Arturo Márquez de Composición Musical de la UNAM. Aquel año, tras el adiós a su padre, fue una decisión muy “natural” la de escribir un homenaje a quien también fuera su maestro y amigo.
De acuerdo con el compositor, la obra parte de “un imaginario propio” donde explora “materiales melódicos, armónicos y rítmicos” de las composiciones de su padre. Estos elementos se despliegan a lo largo de la obra y entrelazan la música con sus recuerdos e imágenes evocadoras: un jardín imaginario del sur de México, una veleta que gira lentamente, un pozo antiguo, la brisa de las palmeras y el cambio constante del tiempo tropical. Entre estas imágenes destaca el nacimiento de los insectos, señalado en la partitura como “Nativitas creaturarum”, en un guiño a las “creaturas mágicas y atesoradas” que su padre admiraba y a una de sus composiciones más icónicas inspirada en los metros de la Ciudad de México.Inspirado en la máxima de Javier Álvarez: “Escribe sobre las cosas que te hacen feliz”, Jardín del corazón iluminado es un espacio donde convergen memorias, afectos y aprendizajes. En palabras del compositor, es “un lugar compartido a través de los recuerdos”.

Serguéi Rajmáninov (Oneg, 1873 - Beverly Hills, 1943)
Concierto para piano núm. 1 en fa sostenido menor, Op. 1
El Concierto para piano núm. 1 de Serguéi Rajmáninov marcó el inicio de su legado en la composición para piano y orquesta. Escrito en 1892, cuando tenía apenas 19 años y era estudiante del Conservatorio de Moscú, la obra sentó las bases de su estilo al combinar influencias de autores como Chaikovski y Liszt; la inspiración romántica, con elementos de la música tradicional rusa.El concierto comienza con una introducción orquestal dramática, tras la cual el piano irrumpe con una fanfarria vigorosa. Este gesto inicial da pie a un diálogo lleno de contrastes en el que alternan momentos de intensidad con pasajes introspectivos o de gran virtuosismo. El segundo movimiento crea una atmósfera íntima en la que el piano y las cuerdas se entrelazan en un emotivo diálogo. Finalmente, el tercer movimiento despliega vitalidad y energía, y exige al solista una gran destreza técnica pues, pesar de su juventud al componer esta obra, Rajmáninov ya demostraba un profundo entendimiento del piano, la forma musical y la orquestación, que anticipaba su futuro éxito como compositor.

Piotr Ílyich Chaikovski (Kamsko-Votkinsk, 1840 - San Petersburgo, 1893)
Sinfonía núm. 4 en fa menor, Op. 36
Ampliamente reconocido por la música de sus ballets, Chaikovski también escribió siete sinfonías (seis numeradas y la Sinfonía Manfredo). En 1877, inició una relación epistolar con Nadezhda von Meck, una viuda adinerada que se convirtió en su mecenas bajo la única condición de no encontrarse en persona, acuerdo que él aceptó. Durante esta etapa, comenzó a trabajar en su Cuarta sinfonía, completada en 1878 y dedicada a von Meck con las palabras: “A mi mejor amiga”.En sus cartas, Chaikovski confesó que la introducción contenía la esencia de la obra: “El destino”, una fuerza ineludible e invencible. Este concepto, según admitió, estaba inspirado en la Quinta sinfonía de Beethoven. Así, la sinfonía comienza con el poderoso llamado del destino en los metales, seguido por un primer movimiento intenso y dramático. El segundo movimiento presenta un emotivo tema en el oboe, mismo que la orquesta retoma para crear un diálogo conmovedor. En contraste, el tercer movimiento, con sus pizzicati en las cuerdas, aparece ligero, juguetón. Finalmente, el cuarto movimiento irrumpe con fuerza, comienza una danza apasionada que se ve confrontada con el destino, pero lo supera con energía y continúa triunfante hasta el final.

Notas: Montserrat Pérez-Lima