Calendario

OJUEM | Primera temporada 2025 | Programa 3

OJUEM | Primera temporada 2025 | Programa 3

Richard Markson

Fotografía cortesía del artista

El tercer programa de la Primera temporada de la OJUEM comenzará con Vals triste de Jean Sibelius, una pieza compuesta en 1903 como parte de la música incidental para la obra teatral Kuolema de Arvid Järnefelt. Esta pieza breve se presenta en la conmemoración del 160 aniversario del compositor finlandés. El programa continuará con el Doble concierto de Johannes Brahms, compuesto en 1887. Esta fue la última obra de Brahms en el género concertante y destaca por el diálogo entre los dos solistas —violín y violonchelo— y la orquesta. En esta ocasión, será interpretado por la violinista Mayumi Fujikawa y el violonchelista Richard Marson. En la segunda parte del concierto, la orquesta interpretará la Suite Brook Green de Gustav Holst, compuesta en 1933 para la orquesta juvenil de cuerdas de la St Paul’s Girls’ School, ubicada en Brook Green, Hammersmith, al oeste de Londres. El concierto finalizará con la Sinfonía núm. 39 de Wolfgang Amadeus Mozart. Compuesta en 1788, es una de las últimas sinfonías del compositor y se distingue por su estructura en cuatro movimientos y su maestría en el tratamiento orquestal.

Programa sujeto a cambios.

Participantes

Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata / Gustavo Rivero Weber, director fundador
Mayumi Fujikawa, violín / Richard Markson, violonchelo

Programa

Jean Sibelius (1865-1957)
Vals triste
Duración aproximada: 6 minutos

Johannes Brahms (1833-1897)
Concierto para violín, violonchelo y orquesta en la menor, Op. 102
I. Allegro
II. Andante
III. Vivace non troppo
Duración aproximada: 34 minutos

Mayumi Fujikawa, violín
Richard Markson, violonchelo

Intermedio

Gustav Holst (1874-1934)
Suite Brook Green
I. Prelude. Allegretto
II. Air. Andante
III. Dance. Allegro
Duración aproximada: 10 minutos

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Sinfonía núm. 39 en mi bemol mayor, K. 543
I. Adagio. Allegro
II. Andante con moto
III. Menuetto e Trio
IV. Allegro
Duración aproximada: 28 minutos

Duración total aproximada: 68 minutos

Semblanza de los participantes

Gustavo Rivero Weber
Director fundador
Director fundador de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM), Gustavo Rivero Weber logró posicionar a la agrupación como una de las mejores orquestas del país, y que ha destacado internacionalmente con conciertos en Italia y Nueva York. Es egresado del Instituto Curtis de Filadelfia, donde estudió con Jorge Bolet, y del Conservatorio Estatal de Odesa en Ucrania. Su formación en dirección estuvo a cargo de Avi Ostrowsky, Alun Francis y Jan Latham-Koenig. Además de México, ha dirigido orquestas en Argentina, Austria, España, Hungría, Brasil, Estados Unidos y la República Checa. En 2019, tuvo su debut discográfico al frente de la OJUEM para el sello Naxos, con una grabación de música mexicana titulada El árbol de la vida que obtuvo buen recibimiento por parte de la crítica especializada. Además de su carrera de director de orquesta, Rivero Weber ha grabado varios discos de piano que abarcan repertorio mexicano, latinoamericano y europeo, entre los que destaca uno dedicado a la música de Friedrich Nietzsche.

Mayumi Fujikawa
Violín
Originaria de Japón, Mayumi Fujikawa se ha presentado escenarios de América, Asia y Europa. En Estados Unidos, debutó en el Lincoln Center de Nueva York con la Orquesta de Filadelfia bajo la batuta de Eugene Ormandy; desde entonces ha tocado con conjuntos en Boston, Chicago, Cleveland y Los Ángeles. Ha trabajado con Lorin Maazel, Daniel Barenboim, Zubin Mehta, Seiji Ozawa, Simon Rattle, André Previn y otros directores. Ha participado en festivales internacionales como los de Aldeburgh, Edimburgo, los Proms de Londres, Ravinia y Tanglewood. Interpretó los conciertos para violín de Mozart con la Orquesta de Cámara Escocesa en una serie de la BBC. Ha interpretado música de cámara con los pianistas Craig Sheppard, Michael Roll, Jorge Federico Osorio, André Previn, Peter Frankl y, más recientemente, con su hijo Oliver Markson. Junto con su esposo Richard Markson y Osorio, conforma un trío que ha sido reconocido por la crítica internacional. Sus grabaciones incluyen los conciertos para violín de Mozart, Bruch y Chaikovski, además de sonatas de Beethoven, Prokófiev y Fauré.

Richard Markson
Violonchelo
La carrera musical de Richard Markson quedó marcada a los 12 años, cuando fue invitado por Paul Tortelier a estudiar con él en París. Posteriormente, trabajó con Pierre Fournier, cuyo apoyo fue crucial en su desarrollo como solista. Tras su debut en Londres, que fue destacado por el periódico The Times, su trayectoria se expandió con conciertos en su natal Inglaterra, Estados Unidos y otros países de Europa, América y Asia. Ha interpretado música de cámara en giras mundiales en colaboración con su esposa Mayumi Fujikawa, además de Michael Roll, Peter Frankl, Nobuko Imai, Jean-Rodolphe Kars, Gerald Robbins, Cristina Ortiz, John O’Connor y Jorge Federico Osorio. Ha impartido clases en Australia, Estados Unidos, Inglaterra y Japón. Es profesor emérito del Colegio de Música Trinity de Londres. Sus grabaciones incluyen las suites para violonchelo de Bach, las sonatas de Beethoven y Brahms, el concierto para violonchelo de Dvořák con la Orquesta Filarmónica de Querétaro y los de Haydn con los Philharmonic Players.

Notas al programa

Jean Sibelius (1865-1957)
Vals triste
A comienzos del siglo XX, tras el éxito de su Segunda sinfonía, Jean Sibelius atravesó una profunda crisis emocional. En este contexto, compuso la música incidental para Kuolema (La Muerte), una obra de su cuñado Arvid Järnefelt, de la cual surgió el Vals triste (1904) para acompañar la dramática primera escena de la obra: la madre del protagonista, Paavali, se encuentra en su lecho de muerte. Sumida en el delirio, comienza a escuchar un vals lejano mientras la habitación se transforma en un majestuoso salón de baile, donde parejas giran elegantemente al compás de la música. Maravillada por la escena, la anciana se une a la danza y reconoce entre los bailarines a su difunto esposo, quien le extiende la mano para invitarla a bailar. Sin embargo, en un giro inquietante, la figura del esposo se metamorfosea en la muerte, llevando a la anciana a lo que sería su destino final. Musicalmente, Vals triste se desarrolla en una progresión que refleja con precisión la evolución dramática de la escena. La pieza comienza con una introducción tenue y etérea: las cuerdas presentan un motivo de vals lento y melancólico, sostenido por un acompañamiento casi espectral. Poco a poco, el vals cobra vida. La textura se expande, el ritmo se anima y la música adquiere un carácter más ágil que responde a la creciente euforia de la anciana que, atrapada en su visión, se une a la danza sin sospechar su desenlace fatal. Pero de pronto, la ilusión se quiebra. La música, antes radiante y dinámica, se detiene abruptamente. El vals, que momentos antes parecía triunfal, se desvanece de golpe, dejando solo un vacío sepulcral.

Johannes Brahms (1833-1897)
Concierto para violín, violonchelo y orquesta en la menor, Op. 102
Brahms tuvo una relación ambigua con el género concertante. A diferencia de la tradición que implicaba un enfrentamiento entre el solista y la orquesta, sus conciertos buscaban una integración más sinfónica, algo que se vuelve evidente en el Doble concierto para violín y violonchelo. Hasta entonces, los ejemplos más célebres de conciertos para múltiples solistas eran el Doble concierto de Bach, la Sinfonía concertante de Mozart, el Triple concierto de Beethoven y el Concierto para dos violines de Louis Spohr. Brahms retomó esta forma híbrida entretejiendo el diálogo entre los dos solistas y la orquesta, con poco interés en procurar momentos de virtuosismo personal. La obra inicia con una introducción orquestal breve que da paso a una cadenza del violonchelo, seguida de la entrada del violín. La sección expositiva introduce tres temas principales, elaborados con una riqueza contrapuntística que refuerza el carácter dialógico de la obra. El segundo movimiento, Andante, se erige como el núcleo expresivo del concierto. Comienza con una frase ascendente en los cornos y las maderas, sobre la cual los solistas presentan el tema principal. Finalmente, el Vivace non troppo cierra la obra con un rondó donde el violonchelo introduce un lírico tema de inspiración húngara, que es posteriormente retomado por el violín y después de forma enérgica por las cuerdas, y que se repite a lo largo del movimiento con variaciones progresivas. Estrenada en 1887 en Colonia, esta obra nació como un gesto de reconciliación de su amistad con el virtuoso violinista Joseph Joachim, con quien había tenido un distanciamiento.

Gustav Holst (1874-1934)
Suite Brook Green
Gustav Holst dedicó gran parte de su vida a la enseñanza con la convicción de que la educación musical debía ser al tiempo que un ejercicio de rigor técnico, una exploración de la sensibilidad. Fue con esta perspectiva que escribió la suite Brook Green, concebida para la orquesta juvenil de la St. Paul’s Girls’ School, institución en la que enseñó durante décadas. El título de la obra hace referencia tanto al barrio londinense donde se ubicaba la escuela como al lugar donde el compositor contrajo matrimonio en 1901. La suite fue escrita en 1933, en una estancia en el hospital un año antes de su muerte. Sin embargo, es una obra enérgica, que refleja la fuerte vocación pedagógica que caracterizaba a Holst. Construida en tres movimientos contrastantes, el Prelude sobresale por la fluidez de su discurso melódico. Air es un movimiento de carácter melancólico que evoca las músicas populares británicas. Finalmente, la obra cierra con Dance, donde Holst integró una melodía que escuchó en Sicilia, Italia, para concluir la obra con vigor y dinamismo. La suite refleja su deseo de ofrecer a sus estudiantes una pieza accesible pero sustancial, y evitar así las concesiones de las versiones simplificadas de las “grandes obras” del repertorio clásico.

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Sinfonía núm. 39 en mi bemol mayor, K 543
El género sinfónico en Mozart alcanzó una cima expresiva en el verano de 1788, cuando el compositor, instalado en Viena, escribió sus tres últimas sinfonías, que en palabras de Eugenio Trías, configuran cada una de ellas “un mundo propio”: la núm. 39 en mi bemol mayor, la núm. 40 en sol menor y la núm. 41, conocida como Júpiter. Este tríptico representa la culminación de su lenguaje sinfónico que además marcó un punto de inflexión en la evolución del clasicismo vienés. En la Sinfonía núm. 39, Mozart introduce innovaciones en la orquestación, el tratamiento de la disonancia y la textura instrumental, elementos que comienzan a prefigurar con sutileza rasgos de la expresión romántica. El primer movimiento abre con una majestuosa introducción que prepara la entrada del Allegro en forma sonata. Aquí, Mozart emplea disonancias y una instrumentación inusual para su tiempo en la que destaca el uso prominente de los clarinetes. El segundo movimiento, Andante con moto, despliega una melodía de gran lirismo enriquecida por audaces modulaciones armónicas. El tercer movimiento posee un carácter marcadamente popular, con un trío que resalta la textura instrumental. Finalmente, el último movimiento destaca por el tratamiento temático, evocando a Haydn.

Notas: Mariana Hijar

16 de marzo
Sala Nezahualcóyotl, Centro Cultural Universitario
6:00 p. m.

General $50